Y ahora digamé, viejo cabrón, quién carajo le dijo que se podía ir.
No se da cuenta que nos hace más falta que nunca su claridad, debatiendo, confrontando, reputeándonos para ayudar a entendernos, a plantarnos con solidaridad e identidad de clase, ante tantos conversos de estos tiempos de mierda, llenos de oportunistas, traidores, cagones y arribistas sin principios.
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