jueves, 5 de abril de 2012

"Something wicked this way comes"

Otra vez volví a hacerle lo mismo a los compañeros de Rafaela. A Marina Destéfani y toda la valiente gente, solidaria, del Espacio Verdad y Justicia por Silvia Suppo. Otra vez me demoré toneladas de tiempo en terminar la nota sobre ellos. Otra vez noches desveladas, la imposibilidad de hacer foco, la cosa negra, la mancha oscura que me revuelve el estómago, me enferma, no me deja pensar con claridad. Otra vez marzo.

El 24, el 26 -la sentencia a Díaz Bessone- y el 29 como una locomotora emocional donde uno es eso que ha quedado en las vías y nadie quiere ver de cerca.




"Something wicked this way comes". Y tiene múltiples caras. Es el terrorismo de Estado, el de ayer y el de hoy. Es la memoria del genocidio improcesable, intolerable, que patea las tripas y se extiende en miles de trazas a la realidad cotidiana del presente. Los aparatos represivos. El "modelo". Los valores morales y culturales de la dictadura, de los 90, del capitalismo, del éxito personal, del sálvese quien pueda. El terror mirándome desde la cara del Estado y  hablándome desde las pantallas, desde los periódicos, retorciéndose y revelándose en muchas voces.

Me volví conciente de esta mordedura del terror por primera vez de forma plena cuando hice una historieta para Bélgica creo, para el proyecto Camouflage Comics. Un brevísimo relato autobiográfico que sin embargo en su hechura tuvo la virtud de dejarme anímicamente fuera de juego durante un buen par de semanas. No se nota en mi cómic, que me resulta un poco superficial leído ahora, aunque habla de ello.

Empecé a escribir esto con la intención de que sea catárquico, de quitarme algo de la oscuridad de la panza y el cerebro y los ojos antes de terminar la nota por los dos años del asesinato de Silvia Suppo y realmente puedo asegurar que es un completo fracaso. Al menos este texto servirá para evitar que la oscuridad contamine la redacción de aquella nota, ya que se revela inútil respecto de mi humor. Pienso mucho más rápido que lo que escribo y para cuando llegué a esta altura ya se me olvidaron la mayoría de las cosas que quería escribir. Pero particularmente es inútil por el carácter indescriptible del terror. Hay algo irreductible en el genocidio, algo que se resiste a ser explicado mediante la razón y a ser procesado -aceptado- por cualquier mente sensible, un núcleo de violencia extraordinariamente humana y antihumana a la vez -la pesadilla de la razón del Estado- que es en última instancia lo que me revuelve el estómago y me mantiene en un estado de lucidez desenfocada durante días. La naúsea. Auschwitz y la poesía. Ningún cable de último momento aquí.

No debería ser tan difícil, pienso, escuchándola a Marina o a Herminia o a Nilda Eloy o tanta  persona valiente que salió del horror caminando, peleando, con la frente en alto y el pecho puesto para lo que venga. ¿Será que se trata de mujeres? Lo digo en serio. ¿Por qué hay Madres de Plaza de Mayo y no Padres? Cuando se fueron dieron cuenta que no iban a volver, los papás se fueron apagando de a poco, recuerdo haber escuchado a una Madre... estamos peor preparados para las cosas realmente duras de la vida, quizás. Esa necesidad de hacernos cargo de todo que tenemos, bueno, al menos algunos varones. No lo sé. Quizás esto es cháchara de género de tercera.

Quizás debería ser más "profesional" y encontrar la forma para que esto no se meta en el medio de la redacción de las notas. No tiene sentido: luego de quince años militando en la comunicación "alternativa" hay cosas que me conmueven más que antes, no menos, y en realidad lo considero un avance personal. Lo que tengo que evitar es que me inmovilice.

Quizás no debería pesarme tanto. Peor que ser hijo de ser sobreviviente es ser sobreviviente. Y peor aún es no serlo, es estar atrapado todavía en el terror como las chicas secuestradas por las redes de trata. Jodido ránking de mierda que me mandé, como si sirviera para algo pensar de esta forma. Una alegría cualquier momento del día. No hay comparación que valga: hay que mirar a los ojos del horror y seguir adelante, de alguna forma u otra. No hay otra manera.

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